Un pequeño descanso, una pequeña reflexión

¡Hola! Este fin de semana es un fin de semana de cumpleaños. Por eso, me tomaré un breve descanso en cuanto a los artículos, pero aquí les dejo un escrito -del año pasado- de reflexión acerca del papel de la educación (otra vez...lo siento, pero es un tema muy importante). Básicamente, mi punto es que, como personas involucradas en la educación e interesadas en el progreso de la humanidad, debemos luchar y tratar de que en nuestras escuelas latinoamericanas se enseñe a los niños a leer y escribir de verdad. Ojalá les pueda ser útil, o sea, les genere alguna idea o pregunta. ¡Hasta pronto!


De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la satisfacción de las necesidades humanas, asegurando la vida y elevando su nivel requiere de una estrategia de desarrollo sostenido y crecimiento económico. 

Para lograr dicha estrategia, se necesita del cumplimiento de otros requerimientos, tales como: eliminación de la pobreza; distribución más equitativa de los recursos; personas más saludables, instruidas y capacitadas; gobiernos descentralizados y más participativos; sistemas de comercio más equitativos y abiertos; y mejor comprensión de la diversidad de ecosistemas y mejor monitoreo del impacto ambiental producido por las actividades del desarrollo. 

Con respecto al primer punto, la eliminación de la pobreza, podríamos decir que engloba todos los demás puntos. Uno, la distribución inequitativa de los recursos naturales y sociales lleva a la reducción de las posibilidades de satisfacer las necesidades humanas, incluso las básicas; numerosos ejemplos de lo cual tenemos en Colombia: desplazados sin vivienda, gente viviendo en la calle, niños con desnutrición, trabajando y sin educación, o explotación laboral consentida por la falta de recursos. 

Dos, el bajo número de personas saludables, instruidas y capacitadas también produce la pobreza, ya que la instrucción es una forma de acceder a los recursos y, a su vez, los recursos son una forma de acceder a la salud. Además, las personas instruidas y capacitadas pueden también practicar hábitos de vida saludables, lo cual reduce el riesgo de enfermedades que comprometan la vida. 

Tres, los gobiernos centralizados o poco participativos incrementan la probabilidad de una sociedad pobre, ya que aumenta la posibilidad de que aquellos que ostenten el poder acomoden la ley a su amaño para favorecerse económicamente o caer en vicios como la corrupción. 

Cuatro, los sistemas de comercio parcializados y cerrados favorecen los monopolios económicos, lo cual incrementa su poder sobre las estructuras gubernamentales, haciendo que las leyes se modifiquen para su beneficio; además, sistemas de ese tipo no posibilitan el ascenso económico o la competencia comercial de clases menos privilegiadas, engrosando así las filas de la pobreza. 

En quinto y último lugar, cuando no hay una adecuada comprensión de la diversidad de ecosistemas o un monitoreo del impacto ambiental producido por las actividades del desarrollo, los recursos naturales se desperdician, dañan o pierden, acabando con la fuente de la economía o de la creación de más recursos, finalmente generando crisis y pobreza. 

Como podemos ver, la pobreza es un fenómeno bastante complejo que no podrá solucionarse por sí solo o con una única estrategia. Por lo tanto, nos enfocaremos en posibles soluciones, desde la educación, para los demás requisitos del PNUD.

¿Cómo aporta la educación?
Una distribución más equitativa de los recursos requiere que todos los seres humanos de una sociedad conozcan tanto los recursos, como la manera de distribuirlos. La equidad se logra a través del ejercicio de los derechos. ¿Pero cómo se van a ejercer éstos si no se conocen? He aquí el papel de la educación: más que impartir conocimientos que parecen ajenos y, a veces, en principio inútiles a los estudiantes, la educación debe permitir a todos los ciudadanos de un país que conozcan sus derechos y que conozcan cómo ejercerlos. Si este objetivo se cumple, así también se estará tratando con respeto a estudiantes o aprendices, al considerarlos seres humanos y no simples computadoras sobre las cuales vaciar información.

El tercer punto alude a personas más saludables, instruidas y capacitadas. Este es el punto que quizá más directamente se relaciona con el papel de la educación en la sociedad. Aunque la salud corresponde al punto de vista médico, tanto la adecuación del tratamiento, como la formación médica, dependen de la calidad de la educación

Por eso, la educación permite seres humanos más saludables. En primer lugar, sustenta los tratamientos médicos; en segundo lugar, permite que las personas, al ser educadas, accedan a diversos recursos económicos que les mejoran la calidad de vida; y en tercer lugar, lleva a las personas a enfocarse en la promoción de la salud o hábitos de vida saludables, en vez del tratamiento de enfermedades. Finalmente, la educación es la base de la instrucción y capacitación. Aunque hay saberes que se pueden transmitir de generación en generación (como saberes técnicos o muy específicos), la educación asegura la calidad y validez del conocimiento, así como también que pueda llegar a muchas personas al mismo tiempo.

El requerimiento de unos gobiernos descentralizados y más participativos parece, a primera vista, el requerimiento "más fácil" de cumplir. Sin embargo, no habrá un cambio en la manera de hacer gobierno, si no hay un cambio de fondo en quienes eligen a sus gobernantes y permiten la manera de ser gobernados. ¿Por qué? Porque quienes se encuentran en situación de poder lo hacen porque les gusta el poder –no porque estén obligados o alguien les haya impelido a hacerlo-; así que, consciente o inconscientemente, propenderán por mantenerse en ese poder. 

Por eso, es quien elige a los gobernantes quien decide qué cosas les permite a ellos para quedarse con el poder. Esa es la situación ideal. Sin embargo, en Colombia y tal vez en Latinoamérica entera, estamos acostumbrados al servilismo, a la subordinación: creemos que el gobernante es el amo o el poderoso. Este pensamiento, tanto en la mente de cada uno como en la cultura en general, se modifica con la educación.

Los sistemas de comercio más equitativos y abiertos son posibles si, la gente del pueblo, los ciudadanos sabemos que somos parte activa de la economía. Este quinto punto nos deja ver que como sociedad colombiana o latinoamericana en general pensamos de manera vertical en casi todas las relaciones sociales: hombre por encima de mujer, adulto por encima de niño, empleador por encima de empleado, profesor por encima de estudiante, gobierno por encima del pueblo, entre muchas otras. 

Con tal manera de pensar, jamás vemos posible innovar, crear o dirigir, porque no nos pensamos horizontalmente. Si pensáramos las relaciones de manera horizontal, veríamos que la economía se basa en recursos y que dichos recursos pueden ser creados por cualquiera, por todos. 

Naturalmente, el cambio en el pensamiento no va a provenir de los grandes emporios económicos, quienes sólo quieren enriquecerse más y más. El cambio de pensamiento y el paso a la acción proviene de los cuestionamientos que la gente misma se haga, y esto lo permite la educación, una educación centrada en la auto-determinación personal y el pensamiento creativo e innovador

El último punto, referente a la mejor comprensión de la diversidad de ecosistemas y mejor monitoreo del impacto ambiental producido por las actividades del desarrollo, nos toca directamente como sociedad. No sólo no conocemos ni comprendemos completamente nuestra diversidad de ecosistemas, sino que no hay un monitoreo transparente y eficaz del impacto ambiental. 

Como si eso fuera poco, ¡permitimos que vengan extranjeros a utilizar inadecuadamente nuestros ecosistemas! Minas, tabacaleras, hidroeléctricas, explotación de petróleos, etc., son algunas de las actividades con las cuales extranjeros están despiadadamente acabando con nuestros ecosistemas. ¡Ni siquiera hay una ganancia económica para nosotros! ¿Y qué hacemos? Nada, porque como sociedad desconocemos la situación. Nuevamente aquí, la educación es la respuesta.

¿Y entonces?
La intención no es recargar a la educación con todos los problemas que nos aquejan como sociedad; tampoco significa todo esto que la educación tenga la culpa de nuestros males. No se trata de buscar culpables. Por el contrario, lo que queremos afirmar es que la educación es la respuesta. Y hay una forma simple, económica y posible, con la cual la educación puede lograr muchos propósitos. 

Dicha forma es la lectura y la escritura. Simple: enseñar a leer y escribir. Nuestra educación debería centrarse en enseñar a leer y escribir. Por supuesto no la ingenua actividad motora de nuestra boca, nuestros ojos o nuestras manos, sino la actividad reflexiva, pensante, retadora, de la comprensión de lectura y la creación de textos escritos. Creo que en eso hay una inmensa posibilidad, puesto que todo es susceptible de leerse y comprenderse, desde una expresión emocional, hasta el devenir económico mundial. 

Por eso, y para concluir, la educación no es una fórmula mágica para eliminar la pobreza, sino, en cambio, una herramienta poderosa para eliminar la pobreza de la mente de las personas. ¿Cómo? Enfocándose en aquello que es el vehículo del pensamiento: el lenguaje en su máxima expresión, es decir, la escritura.


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